Cuento policial
Personajes: Se presentan en una perspectiva antitética: el policía, el
detective, el inspector; el asesino y el espía, o sea los buenos y los malos.
Por lo general son tipos, tienen caracteres bien definidos y no evolucionan a
lo largo del relato.
Estructura: Habitualmente es un relato que se hace al revés de la
narrativa tradicional. Al comienzo se presenta el enigma que debe ser resuelto
al final. El tiempo para aclarar el misterio procede en dos sentidos: mientras
avanza la investigación, futuro, se revela el enigma, pasado.
Pero hay que
tener en cuenta que a este relato precede una etapa previa de organización:
cuando el escritor imagina o fragua esa historia sigue un orden cronológico o
lineal (comienzo, desarrollo y desenlace). Al escribirla invierte los
resultados y los presenta al comienzo.
Ambiente: Por lo general es urbano. En los primeros relatos el crimen
ocurría en espacios interiores, en cuartos cerrados. En la actualidad, la
violencia se desata en las calles, ante la sorpresa o indiferencia de los
posibles testigos.
Trama: La acción brinda el mayor suspenso. Deja siempre un hilo o
eslabón por resolver. Con rigor deductivo, el investigador y el lector
desentrañan el enigma al reunir esos hilos en el desenlace.
Al principio se
proponen varias soluciones fáciles, a primera vista tentadoras, que sin embargo
resultan falsas. Hay una solución inesperada, a la cual sólo se llega al final.
Para la solución del enigma se desecha todo elemento sobrenatural o
inexplicable. Es un relato hecho para que el lector participe en desentrañar el
misterio; ingresa en el mismo como un investigador más.
Definición: El relato policial es aquel que, por medio de la deducción
lógica, identifica al autor de un delito y revela sus móviles.